ARTÍCULO

«Necio rebaño» de Diego Sicilia Mora

En el centro de la mesa un montón de gastados papeles. Gente de diversas razas: Europeos, africanos, asiáticos… En aquel lugar estaban las personas más inteligentes de toda la historia. Los únicos que habían conseguido ser inmortales en las mentes de todo el mundo. Habían conseguido controlar a un necio rebaño de personas. Albert Einstein era un idiota comparando con todos ellos. Habían conseguido que nadie dudara de lo que dijeron en un momento. Ellos fueron los pocos capaces de darse cuenta de lo que el primero y repetir sus actos de forma sistemática. Fueron capaces de sin que nadie les conociera ser muy conocidos. Son los primeros y mejores mentirosos. Son los antecesores de los políticos. Seguramente en vida nunca consiguieron ver el éxito de su bulo. Llegó el punto que cualquier simple humano mataba por lo que ellos dijeron una vez. Unas reglas tan perfectas, concisas que cualquier persona se daría cuenta de que benefician a unos pocos. Eso sería si esos pocos no hubieran conseguido ser tan rápidos. Inclusive los más listos se aprovecharon de aquella red de mentira para conseguir la riqueza autoproclamandose mesías de un dios que nunca existió. Lo peor para aquellas pocas personas es, que en esta época su gran invento empieza a debilitarse. El ser humano a través de una larga lucha y recopilación de información empieza a poner en duda todas aquellas primitivas religiones. Ya se aproxima la gran caída. Y el único problema por el que a pasado esto. Es que la religión como medio de control del pueblo tiene que ser actualizada. Ya que no se puede intentar manejar cúmulos de personas con unas normas de hace más de mil años. El problema es que intentar cambiar mostraría durante un breve tiempo todo lo que está detrás de las religiones cosa que sería un gran peligro para cualquiera de ellas. No se sabe si será peor el remedio que la enfermedad.

«Fina línea» de Sonia Siverio Morales

Hay una línea muy fina entre los límites de la cordura y la locura, de hecho a veces tratamos a los locos como cuerdos y a los cuerdos como dementes.
Sin embargo hay casos diferentes, en los que deja de ser una psicosis metafórica y pasa a ser real.
Lleva tiempo asimilar que tienes una enfermedad tan grave, lo más probable es que no lo hagas nunca, te dicen que aún está empezando, pero que con el tiempo tus capacidades de pensamiento, percepción, emoción y voluntad se irían deteriorando hasta que finalmente dejarías de ser tú.
Saben que no hay forma de detenerlo pero aún así te someten a infinidad de tratamientos y te drogan con montañas de fármacos cuyo nombre y funcionamiento no entiendes.
Antipsicóticos o Neurolépticos, ya te da igual lo que sea mientras te de breves momentos de lucidez.
Nada es comparable a la paz que sientes cuando cesan las alucinaciones y los delirios o cuando puedes hablar con relativa fluidez.
Tal vez es por esto que todos los pacientes se apartan, se encierran en sí mismos, el miedo a que les tengan miedo, al menos durante el tiempo en el que aún pueden sentir.

«Prescripción: libros» de Iris Paz García

Hay gente que está enferma y ni siquiera lo sabe. No son enfermedades físicas, de esas en las que necesitas ir al médico y reposar en cama por un tiempo. Es algo más complejo que eso.
Hay gente enferma de ignorancia, gente enferma de soledad, gente enferma de aburrimiento, gente enferma de monotonía y de rutina, gente enferma de realidad, gente enferma de intolerancia y gente enferma de impaciencia.
Y así podría seguir hasta completar unas cuantas líneas más pero supongo que ya os haréis a la idea.
No he estudiado medicina o cualquiera de sus ramas y tampoco he estado interesada nunca en ellas. Pero sé que, quizás, la única medicina que necesitan es un libro.
Porque cuando la gente enferma de ignorancia lee hallan una fuente de conocimiento y aprenden que la clase está en observar y en escuchar y en que sólo después de haber hecho eso podrás hablar y tener derecho a ser escuchado.
Porque cuando la gente enferma de soledad lee hallan la compañía, la comprensión y la serenidad que tanto necesitan.
Porque cuando la gente enferma de aburrimiento lee encuentra justo lo que necesita en ese momento y llenan un espacio de vacío con algo que merece ser recordado.
Porque cuando la gente enferma de monotonía y de rutina lee puede conocer el encanto del desorden y lo inesperado.
Porque cuando la gente enferma de realidad lee puede hallar refugio en otra realidad y abandonarse a las alas de la ficción.
Porque cuando la gente enferma de intolerancia lee puede comprender mejor que nunca la definición de respeto y cuál es la línea que separa lo soportable de lo insoportable.
Porque cuando la gente enferma de impaciencia lee encuentran la misma calma que ellos necesitan en su interior.
Como ya les he dicho, no soy médico y nunca he tenido interés en serlo pero sé de lo que hablo. Sé que la lectura salva vidas y ya les adelanto que su único efecto secundario es que cuando empiezas ya no hay marcha atrás.

«Una nueva-vieja forma de arte» de Enrique Esteban de Cáceres

La mañana del 27/4/19 (para mí hoy) me levanté a las 9:30, hice lo típico de un sábado por la mañana (quitar las sábanas de mi cama, lavarme los dientes, desayunar, decirle a mi jefa que tenía la habitación recogida,…) y sobre las 10:00 jugué una partida de Dead by Dealight. La partida empezó con un loco suicida, sobre la mitad un compañero se desconectó, y a pesar de todo sobrevivimos los dos jugadores restantes mediante trabajo de equipo (no sin antes darle unas palmadas en la frente por los compañeros).
La semana anterior roce la gloria jugando un campeón relativamente nuevo en LOL y saltando de precipicio en precipicio en la Armazmorra.
Quien no entienda nada de esto, no se preocupe, que el mensaje es otro; aunque quería recalcar la cantidad de cosas que he hecho. Veréis, como un libro o la saga de los Vengadores, un juego es capaz de embuirte en sensaciones y situaciones inmigrantes para las personas que deleitan por primera vez un buen juego. ¡Ojo!, no digo que todos los juegos sean obras de artes, porque ahora mismo algunos de vosotros lo único que estáis visualizando son los juegos de violencia y tiros, como el Call of Duty o el Fortnite, aunque este último esconda sus características mediante un estilo cartoon o un sistema de construcción. Es cierto que aquellas que conocen el tema y se adentran en el mundillo que deja atrás a las grandes empresas podrá corroborar que lo videojuegos son una nueva forma de arte. Una en la que el usuario participa de forma activa en la obra y que las decisiones que tomamos hacen variar nuestra experiencia dentro del juego. Su mando obviamente la ambientación, música, estilo gráfico e historia, los videojuegos son la culminación de un gran trabajo y en su mayoría una obra maestra.
Aquí es a donde quería llegar yo. Mi objetivo es que, estimado lector que ha llegado hasta aquí, pruebas un videojuego. Los encontrarás desde 70€ hasta 5€, pero lo importante es que, pruebes uno y lo disfrute. Si necesitas ayuda, ¡pregunta!
Para aquel que ya los disfruten, por favor, sigue gozándoles; pues los gustos no entienden de edad y tenemos las puertas de mil mundos al alcance de un nuestra mano.

«Giocco di Caligola» de Elena Monzón Cejas

Aquellos que ven Juego de Tronos todavía recordarán al personaje de Joffrey, un personaje que rayaba la repulsión y el horror por sus excéntricas aficiones. Sin embargo les presentaré un emperador romano que lo dejará a la altura del betún. Se trata de Calígula, un sujeto interesante para cualquier psicólogo , ya que era un psicópata , megalómano , paranoico y ladrón. Toda una joyita . También fue conocido por sus fechorías pero también por sus ideas, por ejemplo cuando mandó construir un palacio flotante. Pero también era muy irascible y no soportaba las interrupciones. Por ej un día mientras veía un espectáculo con bailarinas cayó un rayo con su respectivo trueno. Esto enfadó mucho al emperador Calígula, quien culpó a los dioses por haber interrumpido su diversión y delante de todo el mundo empezó a gritar y amenazar al dios Júpiter, diciéndole que le iba a dar una paliza de muerte. Seguro que el pobre Júpiter tuvo pesadillas ante la amenaza del matón . Otra cosa que llevaba al extremo era la envidia. Pues en una ocasión mandó ejecutar a un hombre solamente porque se puso celoso de su aspecto físico. Fue condenado muerte casi de inmediato. El padre del joven hizo todo lo posible para salvar la vida de su hijo. Le suplicó a Calígula que perdonara la vida de su hijo pero fue en vano. Para compensar al padre de alguna manera, le invitó a cenar y beber vino después de la ejecución de su hijo. El hombre no pudo rehusar porque sería una ofensa al emperador. Por tanto, se vio forzado a brindar con Calígula y comer con el que había mandado matar a su hijo. Pero eso no fue todo, ya que tenía que estar sonriendo todo el tiempo mostrando la felicidad de beber con el emperador. Un episodio que bien podría titularse como sonrisas y lágrimas. Por último, su hobbie favorito, además de torturar a las personas , eran los juegos de roma. En el que era tradición sacar a los criminales para ejecutarlos. Y al empezar a escasear se le ocurrió una idea que consistía en tirar a la arena a un número aleatorio de personas del público. Luego, hizo soltar a los animales para la diversión de todo el mundo mientras devoraban a los “voluntarios” forzosos. Y pensar que actualmente nos azoramos cuando nos nombran voluntarios en un show…
Al final se ganó una muerte traicionera , apuñalado por sus guardias. Sin embargo se mereció una cualidad que mencionó Cortázar en su frase: No cualquiera se vuelve loco , esas cosas hay que merecerlas.

POR TODO Y POR NADA

Artículo escrito por Fayna Torres, nuestra becaria de periodismo de la ULL que ya terminó sus prácticas en la Escuela.

Gracias por tus textos en el blog, tus gabinetes de prensa, tus silencios y tus rosquetes de chocolate.

Por todo y por nada

La Escuela Literaria, con dirección en la calle Carretas, en La Laguna, ha cumplido doce años. Un lugar donde las letras bailotean entre humeantes tazas de té, chocolates calientes y el compartido amor por la literatura. Muchos son los amantes de la palabra escrita que han pasado por este centro de enseñanza donde la imaginación y la creatividad gozan de una libertad sin igual.

Desde por la mañana hasta bien entrada la noche las ideas no dejan de fluir. En cuanto entras en este singular espacio casi puedes ver las palabras flotando en el aire, esperando a que alguien las una en el orden correcto. Lo que aprendes una vez llegas aquí es que ese orden es diferente para todos y cada uno de nosotros y que se rige bajo ese artista que todos llevamos en nuestro interior. Y es eso lo que convierte a la Escuela Literaria en el sitio idóneo para expresarse, ya que todas las ideas tienen cabida. Lo único que debemos hacer es seguir los consejos de los profesores para darles la voz que esas ideas merecen.

Los docentes, amantes de la literatura tanto como cualquiera que cruce por la puerta atraído por el perfume literario, ofrecen cada día sus lecciones con el fin de que, cuando estemos preparados, podamos contar nuestra historia de la mejor manera posible. Sin embargo, pronto te das cuenta de que no sólo son las clases teóricas lo que te enseñarán a escribir, sino esas charlas espontáneas que surgen entre los alumnos y los profesores, esas tertulias donde la cultura es la actriz principal, donde puedes compartir tus opiniones e impresiones sobre tu libro favorito, hablar sobre esos escritores de los que leerías hasta su lista de la compra, comentar esa película que te ha inspirado para tu último ejercicio o, simplemente, descubrir esas vivencias y anécdotas, tanto las tuyas como la de los compañeros, en quienes has descubierto un igual en cuanto al amor por lo literario se refiere.

Si hay algo que se percibe en la Escuela Literaria es una tranquilidad y comodidad que empieza a contagiarse entre quienes se encuentran en ella. Una serenidad que pronto se rompe por esas risas repentinas, provocadas por todo y por nada. La alegría que las acompaña se cuela, sin que ninguno se dé cuenta, en los ejercicios y, aunque el tono elegido para la redacción sea triste, esperanzador, pícaro o de reivindicación, siempre conservan el entusiasmo. No obstante, por encima de todo, lo que cada texto desprende es el talento de los alumnos, escritores en ciernes con una visión especial y única sobre el mundo. Escritores que escriben esa historia que no deja de reclamar atención en sus pensamientos, ese libro que no es para los demás, sino que es la novela que a ellos les gustaría leer, aunque, probablemente, lo que aún no sepan, es que ahí fuera hay lectores tan ansiosos por leerlas como ellos por escribirlas.

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