MADRE TIERRA

Madre Tierra, relato de María Nieves Miñano Pérez, actual alumna del Curso de Memorias 2016.

La etiología de la palabra crisis es muy reveladora para entender lo que está pasando en el mundo. Se deriva del griego krisis y tiene varios
significados entre ellos, separar, decidir, romper, pero sobre todo significa un momento en que la rutina y las viejas concepciones ideológicas han
dejado de servirnos como guía y necesitamos optar por un camino nuevo y distinto que nos ayude a resolver a lo que como Humanidad nos enfrentamos.
Ya no nos sirven los modelos religiosos, políticos y sociales, que han ido derivando hacia un mundo injusto y desigual. Ese puntito en el
Universo, llamado Tierra, tiene que llegar a entender, que cada miembro de esta comunidad por derecho propio, necesita un reconocimiento en
su individualidad como humano único e irrepetible. Que la palabra POSEER no puede convertirse en protagonista absoluta; que una sola
persona no puede poseer una isla entera, mientras que otra no tiene derecho a un espacio vital mínimo; que un niño no puede morir en una parte del mundo mientras que en otra se desecha comida diariamente.
Pero la crisis no sólo es economía, hay crisis de valores, crisis en el clima, crisis en la naturaleza, etc..,
Pareciera que el planeta hubiera sido invadido por un virus que atacara los principios sobre los que se han asentado hasta ahora las columnas
que han permitido mantener durante muchos años las estructuras sociales y políticas, que ahora se desploman como castillos de arena ante las ráfagas de un viento nuevo y desconocido.
Si tuviéramos que definir con palabras este mundo caótico y paranoico en que nos movemos hablaríamos de intransigencia, injusticia,
desigualdad, codicia, maldad, servidumbre, soberbia, insolvencia, déficit, hipotecar, impunidad, miseria, hambre, dolor, caos…
Y yo me pregunto, qué herramientas necesitaríamos para transformar todas estas a palabras en otras como,
condescendencia , generosidad, comprensión, bondad,equidad,compartir,repartir,humildad,amor,paz,empatía,alegría,esperanza…No creo que
las reuniones del G20 nos ayudarán ni tantas y tantas instituciones que se han quedado obsoletas e inútiles para facilitar este cambio planetario al que se enfrenta la Humanidad.
Y entonces pienso, no será que tenemos q volver a nuestras raíces? Y las raíces están en la Tierra, en esa tierra que tiene vida propia, que
respira, que siente y que nos lo demuestra cuando ruge y exhala el magma desde sus entrañas y cuando huracanéa nuestros pueblos y nuestras
cosechas. Y no será que por encima de la tecnología, la telepática y los avances científicos, tenemos que empezar a prestar atención a esta naturaleza ignorada, contaminada y menospreciada por el hombre?
Este mensaje es el que están transmitiendo las 13 abuelas indígenas desde hace 3 años, y que después de reunirse en Nueva York impulsadas
por la misma señal recibida en sus distintas comunidades, van por todo el mundo impartiendo pedagogía, del conocimiento que sus antepasados
les han ido transmitiendo de generación en generación. Ellas hablan de una madre tierra dolorida y enferma a la que hay que sanar. Vienen
desde la selva Amazónica, del círculo polar ártico del norte de América, de las montañas del Tíbet y de África Central, y todas traen el mismo
mensaje: ecología, amor, paz y futuro para las generaciones venideras, partiendo de un respeto a la naturaleza y de un reparto equitativo de la
riqueza. Nos traen sus modos ancestrales de curación, quieren salvaguardar la herencia colectiva de las medicinas tradicionales, el respeto al aire,
al agua, la protección de todo lo que tiene vida, las plantas los animales. Luchar en definitiva contra la prevalencia del materialismo, frente a la
sanción de la madre tierra, con las herramientas que ella misma nos ofrece, pidiendo solo respeto a cambio.
Sé que más de uno sonreirá con condescendencia ante estas reflexiones tan sencillas, pero yo les pregunto, existe otro camino? , no nos
olvidemos que crisis significa romper y decidir y que los grandes cambios se logran empezando con las cosas más sencillas.

¿QUÉ ES EL CAMBIO?

Texto escrito por Carlos Sánchez Santos, alumno actual del Curso de Memorias 2015-16
¿Qué es el cambio?

Para saber si ha habido cambios sustanciales entre el hoy y el ayer, primero tenemos que definir que es el ayer, y a que nos referimos como cambios sustanciales.
Hace treinta mil años el hombre, tal como lo conocemos, ya habitaba la tierra. Ha pasado mucho tiempo, pero físicamente nos parecemos bastante, tenemos casi la misma estatura, dos ojos, dos orejas, una boca, y nuestras manos tienen cinco dedos cada una.
Hace seis mil años, en el neolítico, el hombre ya fabricaba herramientas y el tipo de alimentación de los cazadores-recolectores se asemejaba mucho a la de gran parte de la humanidad de hoy en día.
Por otra parte no puede negarse que ha habido grandes cambios y grande inventos que han hecho evolucionar a la humanidad. La rueda, no se sabe ni cuándo ni dónde, y la domesticación de los animales facilitaron mucho el trasporte de cargas pesadas, que hizo posible la construcción de pueblos y ciudades. La imprenta en siglo XVI, hizo posible la extensión del saber, y que millones y millones de personas puedan hoy leer y estudiar. La máquina de vapor, que dio origen a la revolución industrial, y al desarrollo de grandes barcos y más adelante a la aviación.
Los siglos XIX y XX están plagados de inventos en todos los campos del saber humano. La locomotora, el teléfono, la lámpara incandescente e incluso la aspirina y la Coca Cola se inventaron en el siglo XIX. El automóvil, el avión, la radio y la televisión, los ordenadores, los móviles, Internet, son algunos de los grandes inventos del siglo XX .
Sin embargo el hombre no ha cambiado tanto. El mundo sigue inmerso en guerras por doquier, y permanece el principio de que el mas fuerte puede, y de hecho lo hace, abusar a menudo del más débil. Solo se ve una mínima esperanza de cambio en la acción de las sociedades humanitarias, que cada día se dedican a ayudar a los más necesitados.
Hace poco leí la siguiente frase : «Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros.»
Pensé que era una frase adecuada al mundo actual, y mi sorpresa fue mayúscula, cuando descubrí que había sido escrita por Marco Tulio Cicerón en el siglo primero antes de Cristo.
Definitivamente los cambios en profundidad son minúsculos, y el parlamento español actual se parece  mucho al Senado romano, donde primaba más el interés de las distintas facciones o partidos, que el bienestar de los ciudadanos o de la república.

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